Por considerar que dar crédito y honor al exgobernador Alfredo Zárate Albarrán es brindar una nueva oportunidad al camino del diálogo, la democracia, el federalismo de libertad y soberanía, y el destierro de las formas corruptas de hacer política, el diputado Max Agustín Correa Hernández (Morena) propuso dedicarle un homenaje con la inscripción de su nombre en letras doradas en el Mural de Honor del Congreso mexiquense.
De acuerdo con la iniciativa, los orígenes de la mentira, impunidad y corrupción como forma de gobierno en el Estado de México se remontan a 1942, con el asesinato de Zárate Albarrán, la imposición de Isidro Fabela Alfaro como gobernador mediante sobornos a presidentes municipales y diputados locales para la conformación de un grupo político que trabajaría para encumbrarse en el gobierno estatal.
El documento, expuesto por la diputada Carmen de la Rosa Mendoza, integrante de la Diputación Permanente, señala que antes de ganar la gubernatura mexiquense con más de 200 mil votos en 1941, Zárate Albarrán fue presidente del Senado de la República y se identificaba como simpatizante del General Lázaro Cárdenas.
Narra que en una comida convocada celebrada el 5 de marzo de 1942 para festejar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el Centro Charro de Toluca, ubicada en la actual avenida Morelos, fue baleado por el entonces diputado y presidente de la XXXV Legislatura local, Fernando Ortiz Rubio, quien además era Jefe de Tránsito de Toluca. El entonces gobernador murió tres días después.
El asesino fue detenido ese mismo día en la carretera a la ciudad de México y fue desaforado al siguiente, pero el 1 de noviembre de 1944 obtuvo su libertad porque los ministros que habían asistido al banquete le otorgaron un amparo federal.
Para el legislador Max Correa, Alfredo Zárate fue un ciudadano demócrata que aportó a la democracia moderna de nuestro país con elementos prácticos de justicia social y fue un impulsor del federalismo. Nació el 5 de septiembre de 1900 en Temascaltepec y se forjó en las trincheras zapatistas y del Partido Socialista de los Trabajadores del Estado de México (PSTEM), además de que participó en la lucha por la reforma agraria, el reparto de tierras y creación de ejidos en el suroeste del Estado de México.